Siempre señalamos que la región de Darjeeling es una de las mejores zonas del mundo para la plantación del té, y que en la mayoría de sus jardines se producen de los mejores exponentes principalmente del té negro, y precisamente en el jardín de Singbulli se produce una joya de Thunderbolt Tea al cual la han llamado lógicamente Singbulli White Jade.
La ciudad de Mirk es conocida por sus famosas laderas y colinas que rodean el lago Sumendu, su clima templado frío, las características nieblas de la región y por las alturas de sus plantaciones que llegan hasta los 1700 msnm, posee alrededor de 480 hectáreas de cultivo y muchos jardines, calculándose que la primera fábrica productora se fundó en 1924. La plantación de Singbulli es justamente donde la empresa Thunderbolt Tea de Benoy Thapa produce este White Jade de la segunda cosecha, (second flush) de altísima calidad y con ediciones muy limitadas.
Entre tantas singularidades del mundo del té, ya que siempre hablamos de sus propiedades, el nombre de Jade Blanco tiene por un lado toda la simbología de una piedra que se la considera sagrada, adjudicándosele pureza, serenidad, sabiduría y que en el color blanco dirigiría las energías en el mejor sentido, para la obtención de los mejores resultados, y es aquí donde las largas hebras del White Jade despliegan su belleza con brillantes colores blancos de plata, con verdes muy claros y una poca cantidad de hojas negras, que dan una imagen de este té como si fuera de la variedad blanca de la Camellia.
Su proceso de producción se asemeja mucho al del Oolong porque tiene una semioxidación, ya que el proceso de marchitado más largo lo deshidrata mucho más y no permite una oxidación total, y ese color de las hojas que señalábamos más arriba habla de ello, su aspecto visual en las tradicionales tres infusiones que se realizan, nos señalan que su color va aumentando de intensidad entre la primera y la segunda, con un color amarillo pálido pero con tonalidades tenuemente rosadas en aumento, tiene los aromas clásicos del moscatel, notas delicadamente florales, a rosas y herbáceas que se transmiten suavemente en boca, algo cítrico, con una acidez muy bien equilibrada, y cuya intensidad crece naturalmente con la segunda infusión, al igual que su color, intensificando y prolongando esos sabores ligeramente dulces del moscatel, invadiendo todo el ámbito de la boca distinguida y armoniosamente otorgando una vivacidad que lo evidencia como una variedad tan exótica y brillante que solo una gema como el Jade Blanco puede maravillosamente representar. Bon Appetit.