
El té matcha es un té verde que proviene de China, de la dinastía Song (960-1279), y que fue introducido al Japón en el siglo XII por medio de monjes del budismo Zen, fue a raíz de este hecho que se instaló definitivamente en Japón y paralelamente fue desapareciendo de China.
La región más reconocida por sus condiciones climáticas, por su gran amplitud térmica entre el día y la noche, y por ser una de las principales regiones productoras se llama Uji Mist, y es donde se reconoce el origen de los mejores tés, tanto sea el matcha, como el shincha, sencha o el gyok

Tenemos que señalar que el matcha es un té en polvo que proviene, al igual que el té negro, de la Camelia Sinensis, pero en este caso (como todos los tés verdes), no tiene proceso de oxidación. Hay diversos modos de elaboración, uno de los más usuales es que en el momento que surgen los primeros brotes, es necesario protegerlos de los rayos del sol, retrasando su crecimiento, de este modo se obtienen menos taninos en las hojas y mayor cantidad de clorofila, resultando en sabores más dulces y frutados.

Para la preparación durante el chanoyu, al agua se la calienta entre 70° y 80°, se lo puede preparar como un té más ligero con hojas jóvenes de plantas de 5 a 20 años de edad, al que se lo llama “usucha” con una cucharadita de matcha y 80 ml de agua caliente, o un té más espeso

En ambos casos se utiliza un batidor de bambú llamado chasén para remover el polvo del matcha obteniendo un caldo color verde intenso, muy espumoso, que recubre la superficie superior del cuenco, con sabores más intensos y dulces en el koicha, y algo más amargos, herbáceos y mucho más ligeros en el usucha, y se lo suele servir usualmente junto a un dulce que se lo denomina wagashi. Bon Appetit.