Sumergido entre las inmensidades de las cumbres más imponentes del mundo, en el medio de los dos países más poblados de la tierra, y siendo la cuna del nacimiento de uno de los líderes espirituales más emblemáticos, se encuentra este pequeño país, y de donde provienen también los componentes de un té llamado acertadamente, “Nepal a tus pies”.
Y es que Nepal, que limita al norte con China, y al sur con la India, está rodeado de una naturaleza montañosa más que impactante, (refiriéndonos al Himalaya, y al Monte Everest como el pico más elevado del mundo), y Lumbini que es el pueblo donde habría nacido Siddartha Gautama entre los años 566 y 478 a.c. Todo este contexto es necesario para acompañar a un té que cuenta entre sus principales componentes al té negro, a la mandarina, y a diversas flores de Nepal.
Entre las grandes propiedades que posee este té, se destacan los polifenoles del té negro, con su gran poder antioxidante, que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, con su gran efecto diurético, eliminando los líquidos del organismo, y su gran concentración de taninos, muy beneficioso para los casos de diarrea o trastornos digestivos, y por otro lado la mandarina, que también proviene de China, y a la que se cree que su nombre y su color derivan de las prendas utilizadas por los emperadores chinos conocidos como mandarines. Entre las propiedades de la mandarina se encuentra básicamente, su importante contenido de vitamina C para los resfríos y gripes, su contenido de potasio y calcio, fortaleciendo huesos y dientes, los elevados índices de clementina evitando enfermedades cardiovasculares y al igual que el té negro, su alto poder de saciedad, que benefician los procesos de adelgazamiento.
Es importante destacar que la materia prima de este té, proviene de Oriente, y su confección es absolutamente artesanal, lo que le anticipa un minucioso cuidado en su elaboración, y la personalización de cada detalle que Irimi, el alma del té ofrece.
El aspecto visual de “Nepal a tus pies”, es muy brillante, con un color anaranjado muy llamativo, aromas envueltos por el té negro y la gran intensidad que lo caracteriza, atenuado en este caso, por las frutales notas cítricas de la mandarina, y con sabores delicadamente texturizados por las flores de Nepal, que suavizan principalmente al té negro, otorgándole untuosidad y una envoltura en la boca y en los sentidos, ideales para acompañar una dedicada concentración, observando los monasterios en las laderas de las armoniosas montañas que se delinean en el horizonte. Bon Appetit.