Como sabemos, la procedencia del árbol del té es de Oriente, su nombre científico es Camelia Sinensis, y pertenece a la familia botánica Teáceas.
Existen diferentes variedades, principalmente en base a sus características foliares y a su tamaño, es una planta perenne de la familia de las camelias, presenta flores blancas y su fruto posee tres semillas negras.
El suelo donde se desarrolla tiene que ser rico en humus, arcilloso-arenoso y profundo, los suelos tienen que ser bien drenados, debido a su sensibilidad a la putrefacción, el clima óptimo tiene que ser subtropical húmedo con muy buenos resultados a alturas superiores a los 1200 metros de altitud, y con respecto a las precipitaciones se desarrolla muy bien entre los 1800 y 2200 mm al año.
Su florecimiento se produce en primavera y la fructificación ocurre en verano, el arbusto puede alcanzar de 10 a 15 metros de altura en estado salvaje y una planta madura puede llegar a los 2 metros lo que hace difícil su recolección, las hojas del té atraviesan distintos procesos en su industrialización, desde el marchitado, enrulado, fermentado, secado, en el caso del té negro, y en el té verde se evita la fermentación.
La complejidad del té es asombrosa, científicamente se le han hallado alrededor de 600 sustancias químicas como enzimas, proteínas, lípidos, carbohidratos, nutricionalmente se len han hallado minerales como el fósforo, potasio, manganeso, hierro, y cuenta con una gran cantidad de polifenoles, entre ellos los flavonoides y teaflavina que cumplen la función de contribuir a la intensidad, astringencia y color del té, y básicamente, los brotes del té van a variar según las cosechas, todas las prácticas culturales que se realicen teniendo en cuenta el clima y por supuesto, las características genéticas de la planta.
Según las variedades botánicas, tipo de cosecha, y su industrialización, se pueden determinar cuatro tipos de té; el té negro, que tiene una fermentación completa, posee un alto contenido de flavonoles, y tiene muchas propiedades aromáticas con sabores y texturas más marcadas que los demás, es la variedad más consumida en el mundo occidental; el dark tea , se fermenta, cuenta con muchas propiedades antioxidantes, y sus aromas son más tenues que el té negro, pero con más textura que el té verde, éste último, en el que no se le realiza el proceso de fermentación, también cuenta con grandes cualidades antioxidantes, y es más delicado en su textura que las variedades anteriores y el té blanco, en el que también la fermentación está ausente y la infusión obtenida es de colores muy claros pero ya los analizaremos en profundidad.
Finalmente, el origen del término té se encontrará en china con el “tay” pero las similitudes fonéticas entre el chino mandarín y los diferentes dialectos provinciales varían, pronunciándose “cha”, en el primer caso, y “tay” en los dialectos, por otro lado, en occidente, los holandeses lo tradujeron “thee”, y los ingleses simplemente “tea”, esto quizás resulte muy anecdótico ya que estaremos de acuerdo en que al té se lo conoce ambiguamente tanto por su simplicidad como por su complejidad, y con una gran expresividad para transmitir un océano de sensaciones. Bon Appetit.
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