
A lo largo de China, y en el contexto del neolítico antiguo, en el que el desarrollo de la cerámica, ya es un hecho, la agricultura estaba muy desarrollada, el té ya tenía características populares, y no se lo consumía solo como un tónico medicinal, sino también por propiedades reconstituyentes, y el placer era uno de los que más se destacaban.
Desde la dinastía Tang, pasando por la dinastía Song, los preparados con te, ya eran moneda corriente, y se disfrutaban también con aceites esenciales, se lo bebía en tabernas, posadas, Transcurría la famosa “edad de oro”, y es durante la dinastía Tang, entre los 600 y 800 d.c, cuando se compila el primer libro que se dedica exclusivamente al te, con todas las connotaciones de la filosofía taoísta y participación en todas las celebraciones espirituales del budismo.

A partir del paso, casi obligado por Venecia, hace su ingreso en Europa, donde por medio de Holanda, se produce la llegada del te a todos los países europeos, hay muchas versiones de la llegada del te a Europa, ya que también los portugueses señalan haberlo ingresado, pero la Compañía Holandesa, en 1600, vía la isla de Java, introduciría el primer cargamento, junto a las sedas y las especies, y esta misma Compañía, lo ingresaría más tarde, en Francia, Alemania, Italia y Portugal.
Luego llegaría a Inglaterra, a través de la importación, y ya con la Compañía de las Indias Orientales, en actividad, que se dedicaría plenamente, a instalar el te en Londres, en los alrededores del año 1650, luego expandirían la producción del cultivo de te a todas sus colonias, y también a los Estados Unidos, de ahí en más, recorrería el mundo, ingresando a los cinco continentes, en donde actualmente, existen arriba de 3.000 variedades, y pasando a ser la segunda bebida más consumida del mundo, después del agua.
Lo cierto es que en muchos países, el te ingresó, pero solo fue esporádico su consumo, como por ejemplo, en Francia, España y Portugal, ya que luego se regresó al consumo tradicional del vino y el café, en Alemania, ocurrió lo mismo con la cerveza, en cambio en Inglaterra, Irlanda, Rusia y todos los países orientales, el te se instaló definitivamente.
Según cuenta la historia, Anna, la Duquesa de Bedford, fue la que impulsó la idea de tomar el té a las cinco de la tarde, ya que los ingleses tenían dos comidas diarias, por un lado un desayuno que incluía pan, carne y cerveza y una cena al final del día con variados ingredientes, entonces para evitar el hambre que padecía entre el almuerzo y la cena, popularizó la práctica de tomar el te, y en el mismo sentido, al Conde de Sándwich, se le ocurrió la idea de juntar dos panes y un relleno dentro, por lo que a su vez, el emparedado también ingresaría definitivamente en la historia, con lo que estaríamos en presencia del menú completo de las cinco. Bon Appetit.