Uno de los
milenarios países tan identificados con el mundo del té es Japón, en el cual, a
través de ceremonias, costumbres y culturas, traduce todo lo que significa el
té en su sociedad, por lo que resulta sumamente imprescindible la valoración de
su degustación en cada región nipona, y es precisamente en la ciudad de
Kyotanabe, al sur de Kyoto, donde se cultivan los famosos té verdes de MaikoTea.
Y fue a partir de
1950, que los productores comenzaron a cultivar té en las primeras plantaciones
en la región de Fugenji, en Kyotanabe, siendo recién para 1970 que se la
conocería como Maiko Tea, cultivando y produciendo mayoritariamente té verde.
La región de Kyoto
goza de un clima óptimo para el cultivo de té, de característica subtropical
húmedo, veranos cálidos y fríos inviernos con grandes reservas de agua dulce
procedente del lago Biwa y que permite que los suelos sean bien drenados y
ricos en nutrientes, ideales para el crecimiento de la Camellia sinensis.
Luego de todo el
proceso de producción, se obtienen diferentes tés, desde Gyokuro y Sencha, hasta Houjicha,
Matcha y Genmaicha. Como sabemos, la diferencia entre el Sencha y el
Gyokuro es que el primero se cultiva y cosecha bajo exposición solar, mientras el
segundo y más importante y reconocido de los tés verdes, no recibe luz solar
dos semanas antes de la cosecha, obteniéndose infusiones de primerísima
calidad.
Entre las sensaciones organolépticas de estos
tés, podemos destacar el brillo que presenta el gyokuro con su verde
característico, sus aromas herbáceos, pero sobre todo salinos, distinguidos, y
armonía y equilibrio que expresa en boca entre una delicada acidez y notas
dulces producto de su cultivo y el trabajo que Maiko le imprime a sus tés y que
tan agradable resulta al degustarlos.
Es importante destacar la diversidad y la
excelencia de los gyokuro de Maiko que transmiten no solo la historia, la
cultura y las costumbres de Japón, sino también esa amalgama de aromas, sabores
y texturas que se pueden vislumbrar en el
proceso de ceremonias indicadas para cada
uno de sus tés.